Esta leyenda fue extendida ampliamente por varios periódicos locales en el estado de Guerrero, a manera de aviso alertaban a los automovilistas sobre las acciones de una banda delictiva que se dedicaba a transitar por la carretera en la noche y con las luces apagadas.
Advertían que si no se concedía el cambio de luces los miembros de dicha banda iniciaban una persecución y asesinaban al automovilista.
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