martes, 4 de noviembre de 2008

Sexámbulos

En el sueño se mezclan sudor, sexo, sueño y silencio en mitad de la noche. Uno de los dos, justo en el límite, antes de caer por el abismo de un grito callado, antes de morir un poco, abre los ojos, busca la mirada del otro y solo encuentra un sexo despierto, pero un cuerpo dormido que vibra en un mundo en el que reina Morfeo, el dios del sueño.

Así es el país de los sexsomnes; personas que por la noche, y sin despertarse, mantienen relaciones sexuales y por la mañana no recuerdan absolutamente nada de lo que hicieron. Este trastorno del sueño, un primo cachondo del sonambulismo, es un gran desconocido. Pero no por mucho tiempo. Esta conducta, que podría alentar lubricidades y poluciones en algunos, puede terminar siendo causa de ruptura para otros: “Hace unos años, mi novio me dijo que me había masturbado durante la noche. Él no creía que estuviera durmiendo, pues yo lo hacía como si quisiera ocultarlo. Desde ese día, su opinión no ha cambiado. Y eso fue lo que rompió nuestra relación”. Este es el relato de una joven holandesa que sufre de sexsomnio. Tan extraño resulta este desorden que la joven ha abierto una página en internet (www.sleep-masturbation.com) para contar su caso. El relato hizo que Colin Shapiro, director de la Clínica del Sueño y Alerta del Toronto Western Hospital, junto a Nik Tajanovic, del mismo centro canadiense, y el psicólogo Michael Mangan elaboraran una encuesta en internet (www.sleepsex.com) para aprender más sobre este trastorno. Y en 1996, Shapiro publicó los primeros casos de sexsomnio al diagnosticarlos como una enfermedad diferente de otras parasomnias o trastornos del sueño como el sonambulismo y los terrores nocturnos (véase el recuadro Sueños hechos realidad). Shapiro habló con Quo desde Canadá. “Las causas del sexsomnio”, explica Shapiro, “son las mismas que las de otras parasomnias. Cualquiera que duerma profundamente, sufra de estrés o esté bajo los efectos del alcohol u otras drogas tiene posibilidades de sufrirlo. También existe un... componente genético, pero no es excluyente”. Shapiro ha escrito varios libros acerca de los desórdenes del sueño, y es uno de los mayores expertos en esta área. Pero su gran experiencia no le ahorra perplejidad cuando ha de buscar razones para explicar esta conducta: “Nadie sabe por qué hay gente que padece sexsomnio, al igual que nadie sabe por qué se habla en sueños o se camina dormido. Tampoco se conoce si es muy o poco común, pero parece ser más frecuente de lo que la gente piensa. Lo que sucede es que hasta ahora ningún terapeuta preguntaba, y por eso nadie se encontraba con este trastorno; a su vez, nadie era diagnosticado de sexsomnio porque no acudían al especialista. Es un círculo que se está rompiendo ahora. Mucha gente no lo dice porque siente vergüenza.” La naturaleza particularmente personal del problema (ya es duro asumir que uno es un Príapo en pijama o una hetaira narcoléptica, como para ir por ahí confesándolo) ha ayudado a mantenerlo oculto y a que se sepa muy poco de él. “Probablemente es una entidad infradiagnosticada: hay más en ella de lo que sabemos”, comenta Gonzalo Pin Arbole­das,,director de la Unidad de Sueño de la Clínica Quirón de Valencia. “Todos conocemos a alguien sonámbulo, pero por vergüenza no se conoce a mucha gente con esta conducta sexual mientras duerme.” Y es que el decoro influye tanto en quien lo sufre –como el hombre que describió cómo se quedó dormido y empezó a masturbarse… en el sillón del dentista– como en la pareja: una mujer se dio cuenta del problema de su marido cuando se percató de que él roncaba sonoramente durante el coito.

Mucho más que un simple kiki
El sexsomnio no tiene absolutamente ningún parentesco con los calores matinales, el despertar caliente o el “mañanero”. Este último puede deberse a un sueño erótico, a falta de sexo o al exotismo del aliento matinal (que sí, que hay quienes se erotizan ante los aromas de reno mustio que expiden sus parejas al levantarse); pero es, fundamentalmente, sexo consciente. Mientras que el sexsomne no se despierta (aunque sí “se levanta”…) en ningún momento, y por la mañana no recuerda nada. Pero su pareja sí. En uno de los casos estudiados por Colin Shapiro (Sleepsex-A new parasomnia?), el paciente era un hombre de 43 años, citado como DW, que sufría de sexsomnio. Entre los estudios que se le efectuaron, se le pidió entrevistar a sus novias. Las dos mozas de DW no solo corroboraron que el susodicho mantenía relaciones sexuales estando dormido, sino que lo preferían en ese estado, pues era mucho más cariñoso y se preocupaba más por la satisfacción ajena. Eso sí, no se sabe si una damisela conocía la existencia de la otra. El problema es cuando el sexsomne ha buscado mantener relaciones sexuales con un desconocido o un menor. Muchos de los primeros ejemplos que han salido a la luz implicaban a hombres que se enfrentaban a cargos de ataque sexual. Uno de los más sonados fue el del padre que entró al cuarto de su hija. Cuando supo lo que había hecho, se denunció a sí mismo, y pese a que fue absuelto de los cargos (tenía antecedentes de sonambulismo y se le diagnosticó sexsomnio), se mudó de su propia casa. De esto se deduce que es necesario hallar pruebas contundentes que separen a los perjuros de los pacientes. El problema es que se sabe poco de ello, y es muy difícil estudiarlo, lo que hace que el aspecto legal sea muy espinoso y aún no tenga respuesta clara.

Problemas legales
“He ido a muchos juicios”, comenta Shapiro, “de hecho, he publicado un libro llamado Aspectos forenses del sueño, donde se demuestra que una persona que está dormida no es responsable de sus actos y, por lo tanto, no puede ser culpada por lo que hace. Y si estaba dormida, y se puede probar eso, debería quedar libre”. El problema es cómo comprobar su verdadero estado cuando sucedieron los hechos por los que es juzgada. Shapiro admite: “No se puede probar con precisión. En los estudios del sueño hay ciertas características, particularmente al despertarse del sueño profundo. Si ves estas características, probablemente la persona estaba dormida. Otro punto fundamental se produce al despertarse durante el sueño de ondas lentas. Si de las partes más profundas del sueño, la persona se levanta instantáneamente, significa que tiene alguna parasomnia. Y solo le pasa a un 3% de los adultos. Es decir, si 100 personas nos cuentan una mentira respecto a los sueños, solo hay tres de ellas que no podríamos detectar, porque tienen esta característica. Los otros 97 sabríamos que están mintiendo. Es una huella digital propia de las parasomnias.”
Hasta ahora está claro cómo ocurre, pero… ¿y el porqué? Una investigación realizada por el Dr. Nick Trajanovic, también del Western Hospital de Canadá, revela que uno de los posibles desencadenantes de esta conducta es el contacto físico con la pareja. Algo que no ocurre con el sonambulismo ni con el despertar confuso. En el libro Sleepsex: Uncovered (sexo mientras duermes: descubierto), del doctor en Psicología Michael Mangan, se deduce que las posibles causas del sexsomnio pueden ser el uso de drogas, el estrés, la falta de sueño, el alcohol, la ausencia de relaciones sexuales, el contacto con la pareja y soñar con sexo.

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