lunes, 24 de noviembre de 2008

La insólita iglesia de Virgen del Orgasmo

No se trata de una broma ni de algo irreverente. Lo que ha pasado en Suecia es que la llamada «Iglesia de la Virgen del Orgasmo» podrá ahora ser registrada como una «trosamfund» <(comunidad de fe), o lo que es lo mismo, como un culto o religión oficial que tendrá los mismos derechos que otras iglesias o congregaciones religiosas.

Después que el «Kammarkollegiet», algo así como el registro oficial sueco de
sociedades y comunidades, rechazara la inscripción porque el nombre podría ofender a los cristianos, un tribunal de apelación dictaminó hace unos días que la «Orgasmens Madonnas Kyrka», que así se llama en sueco, tiene todo el derecho a ser registrada como iglesia o comunidad religiosa como todas las demás.

El orgasmo es su Dios.

Carlos Bebeacua , un polifacético artista nacido en Montevideo que se proclama así mismo «cardenal» y sumo sacerdote de este singular culto cuyo Dios es el orgasmo, cuenta en sus declaraciones al periódico sueco Skånska Dagbladet, que la idea de fundar una iglesia le vino después de que su cuadro, «La Virgen del Orgasmo», desencadenara fuertes protestas durante la Expo del 92 en Sevilla, obligando a la Policía a intervenir contra los disturbios.

«Es la imagen de una mujer que da la espalda al mundo mostrando su intimidad al mismo tiempo. Pero hay otros símbolos, poemas, frutas, el sueño de una casa en el campo...» explica Bebeacua.

El artista, que vive a caballo entre la pequeña localidad Lövestad, al sur de Suecia, y Reus, en Tarragona (España), explica al Kvällsposten, que a pesar del nombre no se trata sólo de sexo. «El orgasmo es Dios y el orgasmo debe ser adorado», dice Bebeacua. Según su peculiar visión, el orgasmo es la «última sensación de la lujuria, que no debe limitarse a la eyaculación, a la que se puede llegar a través del arte o mirando un paisaje y pensando en ¡wow!»

Unos pocos centenares de devotos.

La Iglesia cuenta con unos trescientos fieles repartidos entre en Suecia, España y Latinoamérica, pero su fundador espera que, tras completar el registro oficial en Suecia, otras personas lleguen a considerar el orgasmo como su Dios. La congregación tiene sólo sacerdotisas y sus escrituras se llaman «El Catecismo del Orgasmo». «Lo que hacemos, sabemos que es justo y bueno» dice Carlos Bebeacua al Kvällsposten.

Las sacerdotisas leen versos, comen frutas y beben zumos en las ceremonias y rituales que celebran. El sexo no es el enfoque, pero tampoco está prohibido.«Nunca ha sucedido y no sé cómo reaccionaría si llegara a suceder» explica Bebeacua.

Como cardenal y cabeza visible de la«Iglesia de la Virgen del Orgasmo», el artista rechaza las acusaciones de que se trata de orgías y sexo, alegando que su propósito es ayudar a las personas para que vean el orgasmo como una metáfora de un amor de vida.

«No hay nada peligroso en lo que decimos y somos inofensivos. Sólo tenemos nuestras dudas sobre las religiones establecidas» concluye Carlos Bebeacua.
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