Cuenta la leyenda en México, que en los chimecos (camión, autobús) se venia sintiendo cierto miedo ya que los acontecimientos así lo delataban, aparte del manoseo a las mujeres el robo de carteras, bolsos, cadenas, zapatos, dentro de los mismos eran más constantes de lo normal, de repente se corría el rumor de que una persona que se subía al camión, se disponía a asaltar a todos amedrentarlos con una jeringa llena de gasolina y si te resistías al atraco te inyectaba de la misma, y así tener una muerte lenta pero efectiva al ver esto los pasajeros no se atrevían a desafiarlo.
Un día como cualquier otro dos hermanos que venían de la escuela decidieron parar el camión y abordarlo, pagaron cada quien su pasaje como de costumbre y decidieron sentarse en la parte delantera del camión, el ambiente era frió y se notaba el terror de las personas ya que e loco de la gasolina estaba suelto y no había nadie que lo detuviera, los niños como siempre son mas despistados y no le tomaban importancia al asunto, uno de ellos saco su gamboy y empezó a jugar mientras que el otro se recostó en la ventanilla para dormir, en las siguientes diez paradas subió un hombre con mirada perdida, pago su pasaje y subió hasta la parte posterior del camión, la gente estaba nerviosa, de repente el hombre misterioso se fue a la parte delantera del camión y se volteo y dijo: “atención señores pasajeros en este momento me dispongo a robarlos, no se resistan si no les inyectare esta jeringa de gasolina a aquella persona que se resista”. Saco su jeringa era fría y con una aguja muy grande y brillante empezó a quitar las pertenencias de las personas, cuando llego con los niños al primero le arrebato su gameboy y el otro se paro y desafió al hombre de la jeringa este lo tomo del cuello, mientras el niño trataba de recuperar el gameboy de su hermano y se resistía a que se lo llevara, el hombre nervioso INYECTO LA GASOLINA EN EL NIÑO EN EL CUELLO, rápidamente el hombre bajo del camión y se hecho a correr, mientras que el niño que había sido inyectado lo seguía por la calle y la demás gente atrás también, el hombre corría mas y más fuerte, el niño se desvaneció, mientras le gente llegaba auxiliarlo, el hombre escapo y el niño respiraba cada vez menos y menos la gente llamaba a la policía el niño respiraba cada vez menos y menos, su hermano le dijo: “hermano era solo un gameboy no había necesidad de esto” y el niño le respondió. MIRA NADA MAS POR QUE SE ME ACABO LA GASOLINA QUE ME INYECTO SI NO SI LO ALCANZO!!!!!!!!!
Extraído de Leyendas Urbanas
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